El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Adán Augusto López Hernández, llegó a esta responsabilidad precedido de la fama de que no le gustan las entrevistas y, durante el primer año de la LXVI legislatura, las pudo evitar. Por más que le insistían, no cedió.
Por meses reporteros que dan cobertura a las actividades del Senado, sabedores de la posición del senador Adán Augusto sobre los medios, desistieron porque la respuesta era la misma: ’no doy entrevistas’.
Contrastante con lo que hace la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo, quien cada mañana ofrece conferencia de prensa para contestar toda clase de preguntas de los distintos medios.
Ha sido la propia presidenta la que, en su conferencia del viernes pasado, interrogada sobre un ingreso de Adán Augusto no reportado en su declaración patrimonial, de 79 millones de pesos, respondió: ’que aclare el senador’.
Y el senador convocó en el mismo día a conferencia y dejó de rehuir a la prensa.
Dio la cara para enfrentar la oleada de dudas en torno al caso de Tabasco, la detención de Hernán Bermúdez Requena, quien fue su secretario de Seguridad en ese estado, y sus ingresos como servidor público.
En un principio, hay que recordar, cuando empezaron las imputaciones sobre el caso Tabasco, supuso que bastaría con subir a la tribuna del Senado, asegurar que nunca estuvo enterado de lo que hacía su paisano y excolaborador (acusado de ser cabeza de grupo delictivo) y reiterar su disposición de atender cualquier citatorio de la autoridad.
Cuando se detuvo a Bermúdez en Paraguay y fue traído a México, se acentuó el empeño de informadores por hacerle preguntas al senador. Se volvieron atropellados los encuentros improvisados, preguntas sueltas y respuestas incompletas. En ocasiones ya no eran preguntas sino afirmaciones que criticaban su actuación como servidor público.
El miércoles 24 de septiembre, fecha de su cumpleaños, día que entró sonriente al salón plenario, resolvió que aceptaría dar rueda de prensa, que no es lo mismo que conferencia, para anunciar que se harían audiencias públicas con el fin de escuchar a expertos en ley de amparo, a propósito de la propuesta de la presidenta Sheinbaum en la materia.
Los encargados de logística hicieron espacio en la antesala del salón de sesiones. Los periodistas esperaron al senador, ya no tuvieron que correr o apresurar el paso tras el tabasqueño.
A los pocos minutos llegó el senador e informó que, si bien no se haría parlamento abierto, habría audiencias con expertos en juicio de amparo. Agotado el tema, reaparecieron las preguntas sobre el caso Tabasco, dio dos o tres respuestas y sus colaboradores pusieron fin a la rueda de prensa.
El viernes 26 de septiembre, ante el comentario mañanero de la presidenta, Adán Augusto decidió dar conferencia de prensa para responder al reportaje de Televisa, difundido el día anterior, que revelaba que el senador había recibido 79 millones de pesos, sin reportarlos en su declaración patrimonial.
Lo hizo con seguridad, sereno, con documentos a la vista sobre sus declaraciones patrimoniales y propiedades. Constató que los medios solo querían que sus preguntas, por incómodas que fueran, recibieran respuesta.
Sin temor a una empresa como Televisa, calificó de falso el reportaje y también repartió el término ’mentira’ a preguntas de reporteros y reporteras que consideró no se ajustaban a la verdad.
Para cerrar sus explicaciones, soltó el comentario de que sabe quienes lo atacan, no dio nombres, pero advirtió que ’a todo santo le llega su capillita’.
’¡Ah jijo!’, profirió espontáneamente el periodista Mayolo López, de Reforma, cuando Adán Augusto decía que conoce a sus atacantes.
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